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Kibo 2.0, un nuevo robot con expresiones faciales

martes, 1 de noviembre de 2011 0 comentarios

Si algo bueno tiene el Robot Humanoide Bípedo coreano Kibo 2.0 es que no se corta un pelo, y como podemos ver en la imagen de arriba, le da un cálido abrazo al Ministro de Economía de Corea del Sur que estaba presente cuando fue exhibido en la Robot World 2011 que se celebra en Seúl. Este simpático y dicharachero robot es el logro de 8 años de investigación por el Centro de Robótica Inteligente del Instituto Coreano de Ciencia y Tecnología (KIST) y el objetivo es que se pueda comunicar sin problemas con el ser humano y entablar una buena amistad.

De momento, el robot tiene un rostro muy expresivo y derrocha simpatía con el movimiento de los ojos, los párpados y los labios (vamos, que te da besitos si hace falta), además de algunas habilidades sociales que va aprendiendo poco a poco y a medida de la dedicación de sus desarrolladores. El creador del robot, el Doctor Munsang Kim, declaró que si bien algunos de los robots de Corea se han centrado en caminar y subir para ponerse al día con el Robot Humanoide ASIMO de Honda, el robot Kibo se ha centrado en ponerse a prueba para ver como la gente reacciona a la apariencia del robot y sus expresiones. De momento y sin que sirva de precedente, el bueno de Kibo 2.0 resulta agradable a la gente con la que simpatiza con suma facilidad. No es listo ni nada, el ladrón.

Kibo 2.0 tiene 120 centímetros de altura (sólo 10 cm más corto que ASIMO, pero ya crecerá, sobre todo en inteligencia) y pesa 48 kilogramos, además de disponer de 26 grados de libertad de movimientos (los dedos se accionan de forma individual), más los movimientos de la cara. Cuenta con telémtros alrededor de su vientre, navega utilizando cámaras montadas en la cabeza y tiene la capacidad de reconocer la voz.

Disfruta, querido o querida internauta, con el siguiente vídeo y las fotos donde Kibo 2.0 además de abrazar al ministro como si fueran amigos de toda la vida, se subió al escenario con un ramo de flores y se enfrentó a la multitud entre aplausos y muestras de cariño. Y es que los robots cuando se dejan querer, tienen un peligro. Al tiempo.

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